Una de las decisiones más importantes, tomada por la Organización de las Naciones Unidas a través del Consejo Económico y Social, fue la de impulsar el establecimiento de instituciones nacionales de derechos humanos al interior de cada Estado del mundo. Inicialmente, esta propuesta no fue atendida por los Estados a la velocidad que se esperaba. Sin embargo, al finalizar la década de los 80, la Comisión de Derechos Humanos logró darle un impulso mediante la elaboración y adopción de directrices para las estructuras y funcionamiento de las instituciones nacionales, conocidas como los ‘Principios de París’, aprobados por la Asamblea General en 1993.
En Colombia, la creación de la Defensoría del Pueblo, a través de la Constitución de 1991, constituyó un gran avance en el país, en dirección de la garantía de derechos humanos. Su creación coincidió con el primer taller internacional sobre Instituciones Nacionales para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos, celebrado en París en octubre de 1991, y que dio origen a los ‘Principios de París’.
La Defensoría del Pueblo de Colombia es una Entidad con legitimidad, credibilidad, pluralismo e independencia, consistente con los ‘Principios de París’. Por esta razón hace parte de las 80 instituciones que han sido acreditadas con estatuto A por la Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (GANHRI).
Carlos Alfonso Negret Mosquera, autor de estas memorias, además de haberse desempeñado como Defensor del Pueblo de Colombia, de septiembre de 2016 a agosto de 2020, aceptó la responsabilidad de promover y fortalecer las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos al asumir en marzo de 2019 la presidencia de la Alianza Global de estas instituciones. En el desarrollo de sus funciones, he tenido la oportunidad de interactuar con él.
Este texto reúne información que da muestra de la sensible situación de derechos humanos que se vive en Colombia. Evidencia lo que enfrenta la población en general y la realidad de los líderes y lideresas sociales y de las personas defensoras de derechos humanos en el terreno. Es una radiografía de las zonas rurales, de los pequeños centros urbanos, de los vacíos en el goce efectivo de derechos de algunos grupos de la población. Pero también, un referente de lo que sucede en términos de situación de derechos humanos en los grandes centros poblados.
Además de ser una fotografía de esta realidad, este texto también rinde cuenta de la utilización de las herramientas de que dispone este órgano de control, en cumplimiento de su ‘magistratura moral’, que lo dirige a defender al ciudadano y conminar a las autoridades al respeto y garantía de los derechos humanos. Es de resaltar el Sistema de Alertas Tempranas (SAT) que se ha convertido, durante la gestión del Defensor Negret, en uno de los más valiosos instrumentos con los que cuenta la Defensoría del Pueblo.
Uno de los mayores valores agregados de la Defensoría del Pueblo, como institución nacional de derechos humanos, ha sido su presencia real y permanente en los territorios. Un recorrido por las páginas de estas memorias visibiliza cómo el Defensor Carlos Negret le ha dado una trascendencia a este mandato, al lograr la representación de la Defensoría, no sólo a través de los funcionarios regionales, sino con la presencia del mismo Defensor en los lugares más apartados y de difícil acceso del país.
Mi Oficina ha reconocido públicamente la importancia del mandato de la Defensoría del Pueblo en Colombia. Considero que las labores de prevención de violaciones de derechos humanos descritas en esta publicación resultan muy relevantes e indispensables para contribuir a una sociedad en la que los derechos de todas y todos sean respetados. Reafirmo nuestro respaldo a la labor desarrollada por esta Entidad clave y nuestra firme disposición de seguir acompañándola a través de nuestra asesoría y cooperación técnica.