del cáncer"




“Al ver los pasillos de los hospitales, recuerdo los fines de semana cuando caminaba por la Fundación Cardioinfantil para encerrarme en una habitación y someterme a las quimioterapias. El olor a limpio, a sitio sagrado en donde se gestan las luchas entre la vida y la muerte; el blanco de las paredes y los corredores agitados”.




“Cada 4 de febrero, cuando se conmemora el Día Mundial Contra el Cáncer, hago que me quiten el cabello para donarlo o como símbolo de mi empatía y solidaridad con las personas que, como yo, hemos sufrido por esa terrible enfermedad”.


“Grandes guerreros de la vida y ejemplo de lucha son las personas que tuve la oportunidad de conocer porque cada 28 de febrero conmemoramos el Día Mundial de las Enfermedades Huérfanas. Nuestra ayuda en la Defensoría ha sido para acompañarlos con profesionales comprometidos en sacar adelante sus procesos por falta de medicamentos o tratamientos”.



“Por la campaña ‘Yo sí juego; pero no con fuego’, estuve en el hospital Simón Bolívar. Me conmoví mucho. No pude evitar las lágrimas al ver a las personas afectadas por el fuego, en casos distintos a la pólvora; pero entre vendas, el olor a medicamento, el suero y los médicos, que gracias a Dios existen… a uno le llegan al alma y al corazón con su esmero”.