de la selva
“Durante un rato, el zigzageo constante se convierte en un movimiento armónico y calmado, casi arrullador en medio de la selva del Chocó, hasta que la embarcación queda atrapada por los montículos de arena que parecen esconderse astutos bajo el agua”.
“El puntero va al frente de la lancha, aferrado a un palo de madera de tres metros. Su ojo avizor y bien entrenado detalla la ruta por donde debemos avanzar. A unos 15 metros atrás, en el otro extremo de la embarcación, un conductor atiende cada una de las indicaciones”.
“Los ríos son como las carreteras de las zonas rurales. Con la llegada de la misión humanitaria se empezaron a abrir caminos para el comercio. Estábamos en el epicentro del conflicto en el Bajo Atrato”.
“Jagual es un pequeño caserío en medio de la selva, construido con el tesón y la templanza de indígenas y campesinos que aman su territorio, bajo el respeto de las enseñanzas ancestrales para convivir en paz”.
“Como en muchas poblaciones colombianas, en este punto del mundo que no sale en los noticieros hay una guerra que los tiene cercados. Donde las familias se esfuerzan por cultivar o pescar para alimentarse, en armonía con la naturaleza, a pesar de los grupos armados ilegales”.
“En esta realidad hay hambre, niños enfermos y hombres amenazados de muerte si intentan salir de su zona o bajo el peligro de caer en un campo minado. ‘Y por acá no llega el Gobierno’. Así lo repitieron sus líderes durante una reunión de ánimos crispados y voces desgarradas”.
“Los hombres de la zona están sentados en el centro; al lado derecho están las mujeres, algunas con bebés de brazos a los que abanican con mantas y, cosa extraña, los niños permanecen sentados, disciplinados, sin hacer ruido, con respeto por los mayores”.
“Las mujeres también sufren, están preocupadas, no pueden ir a recoger cultivos e, incluso, una de ellas murió estando en su cocina, al recibir un disparo por los combates en la cancha de fútbol de Marcial”.
“Se siente la esperanza de la comunidad por el acompañamiento de la Defensoría, hay alegría a pesar del temor por los grupos armados ilegales. Incluso algunos nos muestran sus danzas tradicionales”.
“Primero vimos a las mujeres, con las piernas entre el río, agachadas, sacando mugre y sudor de la ropa. Luego a los niños, jugando a las piruetas, los brincos, las correrías y cuando nos vieron: los gritos de alegría, las sonrisas inocentes a medida que se acercaban para saludar. Era un día más en la comunidad indígena de Jagual, donde seguían con sus deberes y sobreviviendo a pesar de la realidad”.
“Estoy feliz de llegar a este lugar y de haberlos escuchado. Sabemos que es la primera vez que un funcionario como yo se queda en esta región y por eso les digo que van a tener en Carlos Negret a un aliado y que la Defensoría del Pueblo es su aliada”.